¿El líder nace o se hace?

A lo largo de la historia esta pregunta se ha realizado debido a la gran importancia del rol de liderazgo en las organizaciones e incluso en la vida cotidiana. Un líder es el pilar que dirige a un grupo hacia un objetivo o destino y que debe ser congruente con lo que expresa y desea alcanzar. Por lo anterior, la pregunta se vuelve vital para identificar el líder que mejor conviene para el objetivo que busca la organización y, sobre todo, para el tipo de ambiente en el que se va a desarrollar.

Existen dos vertientes que justamente cada una se inclina hacia un lado de la pregunta. Por un lado, el enfoque personalista que nos refiere a que los líderes nacen y por tanto es la personalidad que ya tienen “instalada” lo que determina si serán líderes o no. Por otro lado, el enfoque situacionalista señala que el ambiente es lo que motiva a un líder a surgir en el momento oportuno.

Si analizamos detenidamente, ambos enfoques tienen la razón: hay personas que son muy buenos líderes de forma natural y se desempeñan e manera sobresaliente en cierto tipo de organizaciones, sin embargo, al verse en un entorno laboral diferente dejan de tener el mismo impacto en las personas. Por otro lado, existen personas que se han propuesto a si mismas desarrollar las habilidades, conocimientos y actitudes necesarias para liderar y lo han logrado con éxito. Como muchas otras cosas, se puede concluir que la realidad no está en ninguno de los extremos de la balanza, sino en una mezcla entre ambos. Un líder exitoso no podrá alcanzar el mismo rendimiento en un ambiente inoportuno y aunque haya un ambiente propicio para la generación de resultados, si el líder no cuenta con la personalidad y las habilidades para aprovecharlo, tampoco logrará tener éxito.

Por lo tanto, se puede afirmar que los líderes nacen y se hacen. Todas las personas nacen con una personalidad única que pueden aprovechar como base para crear un estilo de liderazgo propio. Igualmente, el liderazgo se desarrolla día a día y a lo largo de nuestra vida se puede cultivar a ese líder que surgirá en el momento oportuno según lo vaya aprendiendo y experimentando en el ambiente en el que se desenvuelve.

¿Tú ya eres un líder?

Compartimos contigo diez características clave que te ayudarán a identificar si hoy en día ya eres un líder y fortalecer tus habilidades. También puedes usar esta lista para identificar a los líderes que ha están a tu alrededor y aprender de ellos.

Visión. Tiene la capacidad de plantear hacia dónde se dirige y compartirlo con su equipo, invitándolos a unirse en un propósito común.

Integridad. Para poder inspirar y dirigir, se deben tener claros los valores y ser congruente con ellos, liderando con el ejemplo y siendo firme en las creencias propias.

Generosidad. Se pone a sí mismo, sus conocimientos, herramientas y experiencia al servicio de su equipo y de la organización para generar los mejores resultados posibles. Tiene actitud de servicio.

Comunicación. El líder debe saber primero escuchar, pero también debe saber cómo hablar en el momento y lugar adecuado, con la persona y las palabras indicadas. Esto le permitirá decir lo que la gente necesita escuchar de forma comprensible, cercana y veraz.

Trabajo en equipo. Es vital hacer partícipes del proyecto a todos los que están involucrados en él, delegando responsabilidades a cada uno de ellos.

Inteligencia. Para identificar e integrar las fortalezas de cada miembro del equipo y maximizar sus aportes individuales.

Inteligencia emocional. Un líder usa su empatía con sus colaboradores, escuchándolos, valorando su trabajo, animándolos, preocupándose por sus problemas y potenciando sus habilidades profesionales.

Creatividad. Para proponer soluciones innovadoras, para fomentar ideas novedosas y enfrentar los riesgos que se pueden presentar.

Entusiasmo. Para lograr los objetivos con la mayor emoción y perseverancia, contagiando a los que lo acompañan, logrando ver oportunidades donde otros ven obstáculos.

Experiencia. En nuestro camino, todos hemos tenido aciertos y errores que nos fortalecen y nos permiten aprender para cada día ser mejores y lograr los resultados deseados.

¿Qué sigue?

Si has identificado estas características en ti, ¡muchas felicidades! Tienes ahora la responsabilidad de continuar aprendiendo y cultivándote para ser mejor cada día. Por otra parte, si no identificas estos puntos o crees que aún tienes algunas cosas por desarrollar, también ¡muchas felicidades! Recuerda que el liderazgo no es un destino, sino la forma en que se transita el camino y la forma en que nos desenvolvemos en cada momento. En cualquiera de los casos, estos cinco puntos facilitarán el desarrollo de tus habilidades y ¿por qué no?, desarrollar y formar a otros líderes:

  • Da la oportunidad de que los demás expresen sus ideas y opiniones prestando atención a lo que dicen, sin interrumpir.
  • Sonríe a tus colaboradores, envía notas de agradecimiento, no ignores sus problemas y sé agradecido.
  • Mantén una mentalidad abierta, anima a que tu equipo aporte nuevas ideas y soluciones.
  • Establece metas concretas y adecuadas, informa los cambios oportunamente y asigna roles.
  • Realiza reuniones periódicas para compartir avances, anima constantemente a sus colaboradores y recompensa por el trabajo bien hecho.

 

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